Sean Scully es un gigante del arte contemporáneo mundialmente reconocido. Con su intervención artística en Santa Cecilia de Montserrat, consistente en seis grandes pinturas murales y ocho vidrieras, el artista ha querido manifestar su amistad con el Monasterio de Montserrat por todo lo que esta institución significa para él y para muchos, por su dimensión de fe y espiritualidad, por su actividad a favor de la cultura, el arte y la música, y también por su compromiso a favor de los derechos humanos y de la libertad.

El estilo tan personal de Sean Scully

Tras experimentar varios intentos, siempre conectados con las vanguardias artísticas, ya en los primeros años ochenta Sean Scully forjaba un estilo de pintura muy personal, que lo define y caracteriza, y que con el transcurso del tiempo ha ido profundizando y perfeccionando. Su lenguaje expresivo consiste en organizar fajas y recuadros de color, dispuestos arquitectónicamente, normalmente en sentido horizontal, formando ritmos y cadencias cromáticas, variables hasta el infinito, de unos colores sabiamente trabajados con brío, vibrantes, conseguidos a base de capas cromáticas superpuestas.

El autor subraya que su pintura tiene un profundo componente físico, a partir del cual realiza una abstracción geométrica. Pinta a partir de lo que ha vivido y que constituye los estratos más profundos de su vida: su Irlanda natal, con sus campos divididos en bancales, sus márgenes de hiladas de obra seca a base de piedras yuxtapuestas, y también evoca la vida suburbial que tiene por trasfondo las paredes desconchadas, muros vallados, series de ventanas y puertas viejas y degradadas. Su última pintura manifiesta también una fuerte dimensión metafísica y espiritual que trasciende las contingencias y la epidermis del mundo visible, amándolo y sin destruirlo, pero con el afán de ir siempre más allá en una búsqueda apasionada y no exenta de emociones. «La abstracción –dice Scully a menudo– es el arte espiritual de nuestro tiempo».

Resulta difícil etiquetar su estilo y encuadrarlo en una escuela concreta, pero si tuviéramos que situarlo en el complejo panorama del arte contemporáneo, podríamos decir que se halla repartido entre el expresionismo abstracto, el arte conceptual con sus geometrías y el minimalismo por su voluntad de simplicidad esencialista; sin embargo, la personalidad desbordante de Sean Scully y la solidez sustancial de su arte rebasan todos los compartimentos estancos. 

© Fotos: Raül Maigí / Museo de Montserrat